viernes, febrero 01, 2008

Un reto para toda la familia


Cuando uno descubre qué es la Viano Family Challenge se da cuenta que es un sueño participar en ella. No es solamente un evento deportivo en el que puede participar toda la familia, es un motivo para entrenar conjuntamente, un punto de referencia común por el que luchar. ¿Qué necesitas para poder participar en ella? Pues básicamente ser una familia deportista y con espíritu aventurero, con dos hijos entre los 7 y los 14 años, saber un poquito de inglés, y que los dos mayores tengan carnet de conducir. Con eso y un poquito de suerte podeis vivir una experiencia inigualable como ésta.

Una excusa para promocionar una gran furgoneta-monovolumen como es la Mercedes Viano, se convierte de esta manera en un gran objetivo en sí mismo, capaz de congregar a 24 familias de toda Europa: alemanes, austríacos, daneses, italianos, checos, españoles… Equipos de toda Europa representan a las revistas que los han seleccionado y que coesponsorizan la competición. Nosotros representábamos a “Muy Interesante Junior”, mientras las otras revistas españolas eran “Viajar”, “Ser Padres” y “Jetix”.

Esta era la cuarta edición de la Viano Family Challenge. La primera edición de celebró en Cortina d’Ampezzo (Italia) en junio de 2004, la segunda en Mallorca, la tercera edición se disputó en Alemania y esta cuarta volvía a España y se disputaba en los alrededores de Cádiz, a principios del mes de Octubre, asegurando con estas fechas el buen tiempo que finalmente nos acompañó.

Toda la organización es perfecta. Desde el momento en el que se nos comunicó que estábamos seleccionados para participar en la Viano Family Challenge 2007, ningún detalle quedó por atar. Los billetes de avión para todos, las tallas de cada una de las prendas que nos iban a facilitar, la presentación de todas las familias participantes en la página web del evento, la Mercedes Viano que nos prestaban a nuestra llegada al Aeropuerto de Málaga…

La cantidad de obsequios de la organización a los participantes es otro aliciente más. Polos, camisetas, pantalones, un polar, un saco de dormir, mochilas, incluso una parka de invierno (todo de la espléndida marca alemana Jack Wolfskin) son recuerdos que la organización obsequia a los participantes. Una pequeña lotería, aunque sin duda el gran premio de una competición como ésta es la experiencia en sí.

Pero vayamos por partes. Empecemos por el principio. La llegada al hotel NH Sotogrande da inicio a un largo fin de semana muy intenso. Un hotel precioso que estaba ocupado exclusivamente por la gente de la Challenge: un verdadero lujo. Mientras recogemos la ropa, los chalecos y los remos para la prueba de canoa, observamos con quien vamos a tener que competir. Ahí empezamos a darnos cuenta de cómo son nuestros rivales: familias con más altura, más “anchura” (vaya brazos se veían por ahí…) y en general un aspecto de deportistas multidisciplinares que nos dio qué pensar. Mientras, los españoles éramos más normales. No había superatletas como entre los alemanes, éramos simplemente familias con ganas de pasarlo bien. ¿Pretenderán los demás lo mismo? Lejos de intimidarnos, hay que mantener el ánimo alto, que los peques pretenden ganar!!!

La cena de presentación se hizo en el Club de Golf Sotogrande, como probablemente sabéis, una de las urbanizaciones más prestigiosas de toda España.. Ahí se presentó a los miembros de la organización, y también a cada equipo, al tiempo que se nos entregaban los petos de competición, y descubríamos cual iba a ser nuestro número de la suerte, el 15.

Por la mañana, el despertador bien prontito puesto que teníamos una agenda muy apretada. Tras un pequeño desplazamiento ayudados por nuestro road book, llegamos a la primera actividad de día: el tiro con arco. Posteriormente nos acercamos a la finca Experience, donde tenemos otra prueba, la spiderweb o tela de araña, una prueba bastante sencillita en la que unicamente estaban en aprietos las familias con niños de pequeña estatura (como era nuestro caso!!!). En seguida, directos hacia la prueba de escalada, donde teníamos que escalar, pasar un puente tibetano y acabar con un rappel. Todo ello en un entorno espectacular, y con unos medios audiovisuales impresionantes (grúa de filmación incluida) para dejar constancia de la belleza de la prueba.

A continuación, una de las pocas puebas no físicas: teníamos que pintar una Mercedes Viano junto con otra familia, y someternos al final al veredicto de un jurado que calificaría nuestras habilidades artísticas. La comida, en un precioso cortijo andaluz, no es más que un breve paréntesis en la competición puesto que rápidamente debemos trasladarnos hasta la playa, donde tendrá lugar la Olimpiada familiar, con juegos en la arena: tirar de la cuerda una familia contra otra, carrera de sacos, gymkana al lado del mar… Toda una serie de competiciones que nos dejaron agotados y a punto para la ducha y la cena.

Para dormir, la organización nos había preparado un campamento con todas las furgonetas, que rodeaban las tiendas de campaña donde iban a dormir los niños. Nosotros probaríamos la comodidad de la Mercedes Viano para pasar una noche.

Después de una noche ajetreada (os podéis imaginar el descanso de un grupo de 10 nuños durmiendo en una misma tienda, no?) vuelta a la carga. Nos espera otro día lleno de emociones.

Empezamos con la carrera de canoas, en el Embalse de Almodóvar. Todo el tiempo acarreando la canoa en el techo de la furgoneta y por fin íbamos a darle una utilidad. Una breve explicación por parte de los instructores y la carrera comienza ya!! Todo el entrenamiento en kayac del verano pasado en el Pantà de Boadella no iba a servir de nada, puesto que en lugar de competir en un manejable y ligero kayac estábamos compitiendo en una canoa enorme de 4 plazas que no conseguíamos que avanzara en línea recta. Un verdadero desastre que nos hizo quedar antepenúltimos. Definitivamente no teníamos suerte… Sólo nos quedaba esquivar la última posición para mantener el orgullo a salvo!!

A continuación, nuevo desplazamiento en furgoneta y tendríamos que calzarnos los pies de gato y mostrar nuestra habilidad en la escalada deportiva. Uf, totalmente nuevo para nosotros! Con más pena que gloria pasamos el trámite mientras admiramos la habilidad de varios equipos del norte de Europa.

Después de la comida, de nuevo a la playa (en esta ocasión a la playa de Tarifa) donde íbamos a competir con la permanente visión del norte de Africa y de montones de cometas de kitesurf que disfrutaban de una playa preciosa, lugar de peregrinaje de los surferos de todo el mundo.

Ahí tendríamos uno de nuestros momentos de gloria, en la competición que compartirmos con uno de los equipos alemanes. Con ellos debíamos montar una balsa (con los utensilios que la organización nos proporcionaba), salir al mar hasta alcanzar una boya, regresar y desmontar la balsa de nuevo. En esta prueba conseguimos la victoria ante otros 3 equipos y de esa manera sumamos unos buenos puntos que nos librarían de la última posición…

El último día por la noche, entrega de premios. Quizás el premio más importante era el premio al Mejor espíritu de equipo, que finalmente obtuvo una familia alemana. Todos tuvimos nuestra recompensa y los niños pudieron cambiar las bolas que obtenían en cada prueba por más regalos. Yo sufría por si íbamos a poder meter en el avión todo lo que nos habían obsequiado...

No sé si he conseguido reflejar sólo un poco la ilusión con la que hemos vivido esta experiencia. ¿Perfecta? Pues muy, muy cerca. Es posible que introduciendo pruebas de tipo aeróbico (pruebas de resistencia a pie o en bicicleta) las distancias se recortaran entre las familias anglosajonas y las mediterráneas. Pero tal como las pruebas están diseñadas, los mediterráneos estábamos en franca desventaja. Ese es el único pero que le puedo encontrar. Por todo lo demás, un 10 a Mercedes, al equipo que organizó todo, a los lugares donde competimos y donde comimos.

Si el deporte y la aventura marcan tu vida, ésta es definitivamente tu aventura. Austria 2008 os espera!!

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