lunes, marzo 07, 2011

Maraton de Barcelona 2011


Fotografía de "El Mundo Deportivo"

El segundo Maraton de mi vida y de nuevo en Barcelona. Un invierno intenso, un club nuevo que me ha permitido entrenamientos de calidad y mejores marcas personales (en los 10 km y en la media maraton) eran un buen augurio para este Maraton de Barcelona 2011.

Sin embargo había cometido muchos errores ya habituales y otros nuevos. Entre los habituales estaba básicamente el escaso número de entrenamientos semanales, de hecho ninguna semana he hecho más de 4 días y normalmente han sido tres. Entre los errores nuevos destacar el haber estrenado ropa el día de la maraton, un error de principiante, pero que asumía con gusto para estrenar la ropa de Cerdanyola Club Hockey, club en el que he entrenado este invierno y que me ha permitido conocer gente estupenda, de un nivel impresionante y que me ha permitido entrenar haciendo series y tiradas largas. Pero no hace falta explicar las consecuencias de un pantalón nuevo y su rejilla interior sobre mis ingles... Uno de los nuevos errores de este año ha sido dormir muy poco (3 horas) la noche del viernes. Pensaba que eso me iba a penalizar definitivamente, pero el cuerpo es sabio y se sobrepone cuando un objetivo tan importante para uno está por medio.

Con todo, en el momento de la salida estaba confiado de hacer sobre las 3:15, aunque mi amigo Ricardo me ponía presión instándome a forzar más e ir a por las 3:10. Considerando que mi marca en la maratón del año pasado fueron 3:26, ambos registros eran complicados.

La táctica era muy propia de mí: salir fuerte y después a sufrir y aguantar lo que se pueda. Al final siempre vas a correr a lo que el cuerpo te da, a 5 minutos el km, o sea que todo el tiempo que tengas ganado al principio pues bienvenido sea. Por una vez mis previsiones serían ciertas y no me pillaría una de mis históricas pájaras como las que he pillado tantas veces sobre la bicicleta. Llevo dos maratones y he sufrido como un condenado, pero aún no he visto el muro.

Salimos con José Luis al ritmo previsto de 4:30 el km. Vamos bien, pero nada que ver con el ritmo conservador del año pasado. Sobre el km 10 él acelera y yo decido no forzar más la máquina. Se va perdiendo entre la multitud que no dejará de acompañarnos todo el día. 15.000 personas es mucha gente y es un rosario interminable de corredores...

El paso por la Meridiana, sobre el km. 19 me supone recoger los geles de Olga y de mi hermano (gracias a ambos!) que fueron vitales para poder aguantar. Al final me tomé nada menos que cuatro geles. Además creo que recogí bebida en casi todos los avituallamientos, cosa que nunca hago (ni en medias ni en la maraton del año pasado). Y por primera vez también usé las esponjitas para refrescarse. El día era precioso, soleado, y pensé que cualquier tipo de hidratación sería buena para el cuerpo. La suma de detalles cuenta.

El final de la Meridiana permite cruzarte con la gente que va más rápido que tu y es una forma de entretenerse, encontrar a gente conocida que va delante (Xavi, Jordi Fortun). Además, en el barrio hay amigos esperando nuestro paso (gracias Jordi, Arnau, Josep Maria y Arcadi por vuestro ánimo!).

Como el año pasado, paso por algunos momentos emocionantes que coinciden con momentos de debilidad. Un corredor empujando una silla de un niño discapacitado es el que recuerdo ahora con más fuerza.

Otro momentos más que emocionantes son graciosos, como el japonés con el cartel “Chuck Norris nunca corrió una maraton”, o una chica bajando Rambla Prim con el cartel “Dios te ama” (¿). Otro ya en la Ronda Litoral decía “Si véis el famoso muro, os meáis en él y continuáis vuestro camino hacia la gloria”. Acabo con un clásico “El dolor es transitorio, el orgullo es para siempre”.

Poco a poco veo que voy a menos, ya casi no consulto el reloj para no desmoralizarme. Pero cuando lo hago veo que mantengo un ritmo constante de 5 minutos el km, no puedo ir más rápido pero tampoco voy más lento.

En el Paralelo, a falta de unos dos km. alcanzo a José Luis que va casi parado, se ha resentido de una lesión y no puede más que andar rápido. Yo ni le había visto, ya iba ciego solo mirando adelante, sufriendo. El me ve a mí y nos damos ánimos mútuamente. Esto ya está casi hecho. Ya desde el km 35 veo que puedo llegar sobre las 3:13 y voy clavando los tiempos, lástima que los 195 metros finales te llevan casi un minuto y no había contado con él. Entro satisfecho con un tiempo de 3:14:47 que ahora mismo veo difícil de batir en un futuro. Orgulloso de haber sabido sufrir y tirar de casta para acabar esto dignamente. Tras esperar a José Luis que llega un par de minutos más tarde no consigo ni siquiera subir como una persona las escaleras de la fuente de Montjuic. Y os aseguro que no soy el único.

Al día siguiente del maraton, las secuelas son múltiples, plantas de los pies doloridas, un par de uñas de los pies negras y a punto de caer, ingles irritadas. Pero todo ha valido la pena. Por este año el sufrimiento de correr a pie casi ha terminado. Falta un maraton, el de Roma, pero sin ir a buscar tiempo, sólo a disfrutar. Bueno, de hecho esa es una de mis dudas, no sé si correr más lento significa disfrutar o sencillamente sufrir media hora más!

2 comentarios:

Pep dijo...

Felicitats Claudio. Un temps molt bo!!!!

Pep Prado - Celula Running

Claudio dijo...

Moltes gràcies Pep, però temps molt bo es el teu! 2:52!!!!! Només puc acabar devant teu si trenques la bici com a Granollers! ;-)